Cuando sentimos que lo sabemos todo, ya de alguna forma hemos muerto, porque no hay nada en la vida a lo que le podamos dar calidad para nuestra propia evolución. Es como un escudo: yo ya me he hecho mis cimientos, que nadie me venga a moverlos. Por todo lo que los profesionales han asumido para construir esa estructura tienen que hacer un duelo en este momento, porque todo está resquebrajándose…
Durante la reciente crisis que hemos vivido, algo sucedió en Euskadi que marcó diferencia. Se superaron las barreras del miedo, y esa atmósfera opresiva que nos impedía expresarnos libremente se disolvió a pie de calle y plaza a plaza en una continuidad de todo tipo de eventos culturales llenos de vitalidad, especialmente a lo largo de los años 2021 y 2022, que culminaron con la histórica manifestación de Bilbao del 22-E , la más importante de cuantas tuvieron lugar en el Estado Español durante ese periodo.
En todo este movimiento jugó un rol fundamental la plataforma Bizitza, surgida a partir de grupos autogestionados en red: los micelios , inspirados en la cultura del auzolan, el sistema vasco ancestral de apoyo mutuo. Cualquiera que haya tenido la oportunidad de relacionarse en la distancia corta con las personas que sostuvieron la plataforma, habrá podido descubrir y reconocer una calidez y una calidad humana excepcional.
Una de estas personas, la terapeuta Idoia Larrañaga, fue entrevistada durante los primeros meses de la crisis, antes de que se creara Bizitza, para un documental que no llegó a realizarse, y que recientemente ha rescatado el camarógrafo Alberto Fernández Vegas. Podéis verlo aquí: https://odysee.com/@CAUACEDITORIAL:c/Proyecto-Aletheia.-Entrevista-a-Idoia-Larran%CC%83aga.-Julio-2020:c
Un testimonio visionario y una impresionante puesta en consciencia de la dimensión trascendente del momento que estamos viviendo que nos ha hecho evocar las palabras de Jordi Pigem de las que nos hicimos eco al comienzo de la crisis, alla por abril de 2020, y que deseo compartir con todos vosotros para que podáis nutriros, inspiraros y disfrutarlo tanto como yo y mis compañeros de la editorial. Estoy seguro de muchos resonaréis completamente en lo que os ha movido e impulsado en los últimos tiempos.
Finalizo con unas palabras de Idoia, de entre muchas que podría haber seleccionado porque la entrevista no tiene desperdicio de principio a fin:
Nos estamos enredando porque no somos libres todavía para vivir, probar, decir, «no, no era por aquí». Ahora que estamos momentos de escasez, de derechos básicos que no se cumplen, de autoridad, de no tener lo básico para muchas familias, estamos entrando en resonancia con cosas que vivieron nuestros ancestros que todavía están a nivel de memoria en nuestras células. Si somos capaces de darle una nueva mirada a esta crisis podremos sanar muchísimo, darle lugar, darle amor, darle perdón a la memoria que llevamos con nosotros, y darle a nuestros hijos un futuro más libre de estos pesos.