Por Belén Doménech
Queridos amigos y socios de Cauac Editorial:
El pasado sábado 14 de agosto fue un día importante en nuestras vidas. Al menos aquí en la ciudad de Murcia hizo calor, pero el verdadero protagonista fue el calor de nuestros corazones que gritaron alto y claro con una sola voz…
LOS NIÑOS NO SE TOCAN
¿Hay algo más sagrado que la infancia? ¿Algo más valioso que la mirada inocente de un niño? El derecho de los niños a tener una infancia normal y a no recibir «tratamientos» peligrosos e innecesarios nos impulsó a reunirnos. No importa si muchos o pocos, en cada ciudad, en cada rincón de España hubo algún testimonio de la conciencia colectiva. Representantes de todos los sectores sociales: médicos y personal sanitario, docentes, policías, artistas, juristas, investigadores independientes y activistas sociales… alzaron con coraje su voz.
Una voz silenciada por los medios masivos, pero una voz necesaria que cada vez más personas escuchan, hartos de las inconsistencias y contradicciones del discurso oficialista. Somos una inmensa minoría y en cada colectividad hay al menos uno de nosotros. No es nada fácil, lo sabemos, pero ahora más que nunca es necesario dar un paso al frente y atrevernos a ser parte de la solución, a pesar del miedo y la frustración que tan a menudo sentimos.
Fue también un día de celebración con la salida del primer tomo de la obra Covid 20, expresión material del verdadero espíritu científico: humilde, paciente, cooperativo. Alejada de los focos y los titulares la ciencia no condicionada por conflictos de interés se abre paso…. con su conocimiento siempre provisional pero imprescindible para comprender mejor el mundo y la realidad en la que nos movemos.
Muchos nos dimos cuenta el pasado sábado de la falta que nos hace la comunidad, la tribu. El compartir presencialmente, el contacto directo. La tecnología es una pieza clave, pero no alcanza para ensayar esa nueva humanidad con la que la mayoría de nosotros soñamos. Y la sociedad cada vez más fraccionada y dividida que pretenden imponernos puede ser una buena excusa para empezar a intentarlo.
Por último, escuchamos en una de las intervenciones que NO SE TRATA DE LUCHAR, SE TRATA DE SER. Y me parece importante recalcarlo.
Esta es una revolución de la consciencia. El amor y la compasión hacia nosotros mismos y los demás debe guiar nuestros pensamientos y acciones. Solo reconociendo el sentido profundo y trascendente de lo que estamos viviendo podremos mantenernos en nuestro norte. Odiar, atacar y caer fácilmente en el conflicto nos lleva una y otra vez a la casilla de salida. Que todo esto sirva de verdad y definitivamente para hacernos más amorosos, más conscientes y más libres.
Enhorabuena a los organizadores (Padres por la Verdad, Madres de la Glorieta, Asociación Pro Derechos Civiles Murcia) y gracias a todos los asistentes, y a los que sin estar presentes estuvieron también allí con su intención.
Seguimos caminando.