Por Jon Ortega
En los días 24 al 28 de enero de 2023 han tenido lugar las primeras Jornadas Matriegunak, que han trazado recorrido por Donosti, Bilbao, Iruña, Bayona y Vitoria. Aún sin una forma muy definida, han nacido sin duda como una propuesta original e innovadora con respecto a todo lo que habíamos conocido hasta ahora.
No resulta sencillo explicarlo para quien no lo vivió desde dentro, tanto por su condición novedosa como por su naturaleza integradora que le daba al evento el carácter de un “prisma con muchas caras”. Lo que sigue aquí es un resumen personal y subjetivo de las jornadas, y en especial de lo que considero fue el momento más significativo, el foro que se celebró en el Kafe Antzoki de Bilbao el 25 de enero.
Con el subtítulo “Recuperando nuestra memoria matrilineal”, la convocatoria hacía referencia directa a la intención principal de tomar consciencia de la realidad y el significado de la cultura y sabiduría olvidadas de nuestros ancestros indígenas europeos. Por un lado nos reunía un propósito tan emotivo y profundo como es el de despertar un recuerdo colectivo dormido y conectar con nuestras raíces. Y por otro lado se nos presentaba toda la complejidad que implica el recuperar un legado que parece borrado de la existencia en nuestros libros de texto y en el imaginario colectivo contemporáneo, el cual al mirar al pasado apenas es capaz de evocar algo que no sea una prehistoria «salvaje y brutal», seguida de la civilización romana, el Estado moderno, y una suerte de «edad oscura» de mil años que supuestamente aconteció entre una y otro.
Como telón de fondo, estaban muy presentes también los acontecimientos vividos en 2020 y 2021 y la deriva totalitaria de presión, manipulación mediática, digitalización, y control social que estamos sufriendo, unida a una rápida degradación de los lazos convivenciales, las condiciones de vida y el estado anímico, ya de por sí muy deteriorados en la sociedad moderna, y que continúa manifestándose con un descenso en picado de la natalidad y un paralelo aumento en depresiones y suicidios entre otros muchos síntomas. El transitar ahora por una fase de relativa calma nos lleva a un análisis más profundo, tanto del origen y causas de las crisis del mundo moderno, como de las posibles respuestas y soluciones que podemos accionar colectivamente.
El foro del Antzoki tuvo el lujo de contar con la facilitación y moderación de Idoia Larrañaga de Bizitza, y la participación de autores tan significativos como Josu Naberan, Félix Zubiaga, Ana Cachafeiro, Mari Carmen Basterretxea, Félix Rodrigo Mora, Tomás Urzainqui, Nekane Jurado y Guillermo Piquero. Uno de los temas centrales fue ni más ni menos que el de las condiciones óptimas para la vida humana, y que hemos ido perdiendo o se han ido deteriorando a lo largo de la historia como la convivencialidad, la conexión con la naturaleza, el apoyo mutuo, la soberanía, la autogestión (burujabea) y la alegría vital (bizipoza).
Tuvimos también la oportunidad de reflexionar colectivamente sobre los valores, instituciones y elementos de nuestra cultura ancestral que hacían posible estas condiciones y que podemos rescatar para hacer también posible la emancipación de las estructuras cada vez más totalitarias a las que estamos siendo sometidos.
Se habló así, y desde diferentes puntos de vista, sobre el auzolan (trabajo colectivo libre), el batzarre (concejo de los iguales), el comunal (bienes colectivos ni privados ni estatales), la atsolorra (apoyo colectivo a la maternidad y crianza), el derecho pirenaico (derecho consuetudinario), la importancia de la familia extensa, el amor comprometido y la espiritualidad natural. Todo ello a su vez en relación a varias nociones transversales con mucho peso en el foro:
- La matrilinealidad y la cultura del cuidado, y su relación con todas estas instituciones y elementos de nuestra cultura indígena ancestral.
- La lengua euskera como contenedor de toda la cosmovisión y sabiduría subyacentes a dicha cultura.
- La mitología vasca que ha llegado hasta nuestros días como retazo sobreviviente de una antigua y profunda espiritualidad natural, y el reflejo de la misma en otras culturas indígenas. Este punto conecta con la que fue mi aportación personal al foro: el puente espiritual que ciertas culturas nativas han tendido conscientemente a occidente para ayudarnos a recordar quiénes somos y rescatar nuestra propia indigeneidad.
- El estudio de la historia como experiencia colectiva humana, con especial atención en la etapa previa a la romanización y en las sociedades rurales surgidas partir de la revolución Bagauda, que triunfó en el ámbito pirenaico durante la decadencia del Imperio Romano.
- El ámbito del desarrollo humano en relación con su entorno en las distintas fases naturales de crecimiento.
Por último, se planteó la construcción de una nueva institución emancipadora que podría dar sentido a un grupo de trabajo permanente surgido de este foro. Análogamente al batzarre como alternativa al aparato de gobierno impuesto, el auzolan y el comunal al sistema económico, y el derecho consuetudinario o natural al aparato legal, se habló de la necesidad de crear una institución que rescatara las funciones que las grandes instituciones piramidales del saber y el conocimiento (Universidades, mundo académico, organismos científicos estatales e internacionales, prensa especializada de impacto) nos han arrebatado: la reflexión colectiva, el diálogo libre y abierto, la búsqueda conjunta y participativa de la verdad, y en suma, la creación comunitaria de cultura y conocimiento vivo. Un espacio plural donde poder compartir, afinar y hacer sinergia con nuestras ideas e investigaciones, crear propuestas conjuntas de trabajo y, sobretodo, que de cabida a los conocimientos nativos y ancestrales que el mundo académico moderno ha rechazado desde la ignorancia y la prepotencia.
Esta no es una idea nueva, ya que se ha planteado en diversas ocasiones y con diferentes nombres. Las ideas, con todo, tienen su momento de materialización y es posible, de momento sólo posible, que nos estemos acercando al momento de materializarla. En este primer foro del Kafe Antzoki llegamos por el momento hasta aquí: poner la idea sobre la mesa y la intención de seguir dando pasos conscientes y en sinergia hacia ella.
También durante este foro, Leire Saitua nos propuso y convocó a un encuentro que se ha fijado para los días de Semana Santa en Ziordia (Navarra), con la temática del amor comprometido de pareja, como pilar fundamental de la natalidad y la vitalidad de nuestro tejido social.
Además del foro, también fueron de gran valor para la maduración de estas ideas las anunciadas presentaciones de libros de nuestra editorial que tuvieron lugar a lo largo de la semana en diversos puntos de Euskal Herria, con los diversos espacios fértiles que conllevan: exposición de los autores, intervenciones del público y, muy especialmente, el espacio distendido y convivencial posterior a las charlas. A todo esto se sumaron diversas actuaciones e intervenciones en los diferentes lugares por los que pasamos, algunas realmente memorables como las danzas y cantos tradicionales que pudimos disfrutar en el escenario del Kafe Antzoki.
Los espacios donde se celebraron los actos fueron el Centro Cultural Koldo Mitxelena (Donosti), Kafe Antzoki y Kultur Etxea Barrainkua (Bilbao), Librería Katakrak (Iruña), Urigain Etxea (Andoain), Restaurante Kalostrape (Bayona) y Centro Cívico Aldabe (Vitoria). Se llenaron las salas en Donosti, Bilbao, Andoain y Vitoria, y la participación e interés general del público fueron grandes. En todos estos lugares se recogió el contacto de muchas personas interesadas en participar de alguna manera, en la propuesta de Matriegunak, que como ya he comentado aún no tiene una forma definida y va conformándose sobre la marcha, respetando así ese orden natural por el cual el movimiento precede a la estructura y no al revés.
La presentación del Koldo Mitxelena en Donosti está subida en el canal del centro y también puede verse en nuestro canal de Odysee. Por otra parte, se va a realizar un montaje con material grabado de todos los actos que también podrá verse próximamente.
Obras presentadas:
Europa indígena matrilineal. Los vascos de Mari Carmen Basterretxea, un libro que nos acerca a la cultura matrilineal preindoeuropea a través de esa memoria especialmente fresca de la misma que encontramos en lo que ha sobrevivido de la cultura ancestral vasca (lengua, valores, instituciones populares, costumbres y ritos de paso), poniendo en valor todo este legado cultural en el actual contexto histórico que estamos viviendo y la necesidad colectiva de afrontar la presión totalitaria y desnaturalizadora de la vida a la que estamos siendo sometidos. Por todo ello, se trata de un enfoque de trabajo que integra pasado, presente y futuro con un planteamiento totalmente coincidente con el mismo propósito de las jornadas Matriegunak.
En el vientre de Mari. Las raíces preindoeuropeas de la mitología vasca de Guillermo Piquero, donde se profundiza en el significado simbólico y espiritual de los retazos que han llegado hasta nosotros de los mitos vascos, así como de los ritos y costumbres recogidas por la etnografía de la primera mitad del siglo XX y de la información codificada en este gran tesoro cultural que es la propia lengua euskera. Una preciosa obra generosa en contenido visual de gran ayuda como fotografías y mapas, y que abunda descriptivamente en testigos culturales y arqueológicos de toda Europa desde el paleolítico hasta la actualidad, así como en la etnografía comparada con culturas indígenas de todo el mundo.
El comunal de Félix Rodrigo Mora. Se trata de la transcripción de los cursos con el mismo nombre, donde el autor transmite toda su investigación acerca de la cultura del comunal en los pueblos ibéricos, la cual sitúa como descendiente directa de la revolución Bagauda que triunfó en el ámbito pirenaico durante el periodo tardorromano. La revindicación del comunal, que desde su concepción original pertenece a “todos los que fueron, son y serán” siendo inembargable, intransferible y no prescribe, se aborda como un asunto trascendente para todas las dimensiones de lo humano. El comunal no se limita a un conjunto de bienes vecinales comunes, ya que estos no pueden existir sin un autogobierno (batzarre), un trabajo libre (auzolan), una legalidad propia (derecho consuetudinario), y también una cosmovisión, un conjunto de valores y una calidad generalizada del individuo que sólo puede darse en un entorno con las condiciones óptimas para ello.